miércoles, 25 de noviembre de 2009

"Poema de los cinco sentidos"

I


Mirar... ¡y ver! ¡Oh facultad suprema

del hombre! Esencia para amar la vida;

luz, de la luz celeste percibida,

y en el saber humano, rica gema.

Ver, o no ver; he ahí nuestro dilema.

Si no han de ver amor en gran medida

los ojos, ni justicia compartida,

en vez de luz, serán penumbra extrema.

O ver mejor-no más-, o no ver nada.

Si el interés impide a nuestra vista

que alumbre el corazón con la mirada,

no escojamos la linea-¡harto egoísta!-

del "Ojos que no ven...", como coartada.

¡Abramos los del alma a su conquista!


II


Del Hálito, romántico y fragante

de la eclosión suave de las flores;

del trinar de tribunos ruiseñores,

del bisbisear de amor y el beso amante;

del tronar de la guerra horripilante,

del grito, en explosión de los fragores;

del llanto universal por los horrores,

y los muertos... y el hambre resultante.

-aire, flor y trino, amor y besos;

truenos, horror, dolor, y mala muerte

grato sonido en fin, o infernal ruido,

de todo, en mi vejez, guardo sucesos,

merced a un caracol, pequeño, inerte,

que muere con nosotros: ¡el oído!


III


Nariz, que el blando céfiro provoca

con volátil y complice fragancia,

tabique, que promedia la distancia

de los ojos, vecina de la boca:

alabar tu misión a mi me toca,

con justicia y un poco de jactancia;

pues soy feliz: te tengo en abundancia,

pese al chato, que envidia le provoca.

Misión polifacética Natura

te encomendó, nariz. Y la primera

fue ¡recibir el soplo de la vida!

Al rostro das estética figura;

y nos haces gozar la primavera,

que a amar y a oler a todos nos convida.


IV


¡Albricias, paladar, sentido augusto

del sabor con su mágica delicia!

del beber y el comer, eres primicia

que les diste el estímulo del gusto.

Sentido previsor y juez adusto,

escondido tesoro de justicia,

fiel catador que a mí en el gusto inicia,

yo te canto por íntimo y por justo.

Formas parte integrante en la palabra

al apoyarse en ti la docta lengua,

inquieta bordadora del idioma.

Y siendo tu una parte que la labra,

de ti será cautivo sin mengua,

todo aquel que bien hable, beba y coma.

V
Tangible luz y faro de esperanza,
eres del invidente amiga mano,
radar, para el comportamiento humano;
para el amor, placer sin semejanza.
Por ti Cupido, sin la vista, alcanza,
con roce de la piel breve y liviano
-roce sin par de pétalo temprano-,
de Eros a herirnos con la dulce lanza.
Eres báculo y luz del invidente,
estímulo amoroso, piel y rosa;
acero del amor, que dulce hiere,
y faro de esperanza y luz presente.
¡Oh sentido del tacto, dicha hermosa
y símbolo de amor que nunca muere!
Manuel Alfosea Pastor
Primer premio en los juegos florales de Alicante, en mayo de 1982

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