martes, 1 de diciembre de 2009

¡ No calles corazón !

I
No calles, corazón por que no calle
también mi voz, al par que tu latido
pues tu hondo contrapunto, siempre unido
ha de ir con mi cantar cual gobernalle.
Antes que tu poder mi voz acalle,
mi canto escucha, corazón querido,
porque a ti con amor va dirigido,
y de armonía y luz, mi plectro estalle.
Antes que yo naciera, eras mi dueño.
Y, porque vives, vivo cuanto vivo.
En cambio, cual mastín, guardas mi sueño,
luego que mi vigilia me aseguras.
Y en mi pecho, cual un tam-tam cautivo,
constante, monorritmico perduras.
II
Perduras, monorrítmico y constante.
Te siento aquí, en mi soledad más honda;
aquí mi corazón, siento yo tu onda,
en mi costado izquierdo, palpitante,
¡Oh símbolo de amor, por mi anhelante!
En tu venero mi curiosa sonda
no penetró. Jamás la espesa fronda
de tu misterio traspasó intrigante.
Minero, en tu labor siempre afanado,
no descansas, por mí, ni te jubilas;
si yo sufro una pena, ¡ay!, tu te apenas.
Te siento, si, y me siento afortunado,
pues sé bien que mi vida tú vigilas,
mientras corra la sangre por mis venas.
III
Mientras la sangre por mis venas corre,
bañando mi total anatomía,
te ensanchas, corazón con mi alegría;
te constriñe el dolor di él me recorre.
No hay nadie que a pena o gozo ahorre;
esa sístole y diástole a porfía,
es, en fin, la suma garantía,
el porqué de la vida no se borre.
Tú captas mi desdicha o mi ventura;
lo demuestras fielmente en tu bombeo:
¿Mi dolor te constriñe?, sangre afloras.
Ella, si gozo, vuelve a ti más pura.
Y aunque tú no me ves ni yo te veo,
es obvio que te adoro y que me adoras.
VI
Si sé que tú me adoras y te adoro,
como se adora a Dios, sin Él ser visto,
¿por qué te hago sufrir desde que existo
y a cambio tú me viertes tu tesoro?
¡Oh, pájaro cautivo, en jaula de oro
merecías tú estar, de sol provisto!
Pero todo lo tiene Dios previsto,
y todo para bien, pues yo no ignoro
que si la luz del sol la sangre viera,
ya cautiva, querido y fiel amigo,
muerta de luz, con ella yo muriera.
¡La guerra, no! No el odio o la venganza,
destruyan el amor que va consigo
en cada corazón y la esperanza.
V
Esperanza y amor lo asumen todo;
sentir, llorar, vivir la vida,
ansiar la libertad bien entendida,
redimir al caído del vil lodo,
luchar y darlo todo, codo a codo,
para evitar la guerra fraticida.
¡Ay!, aún está latente y no se olvida,
en la historia de España el fatal modo.
¡Corazón generoso, azud humano,
que a células de paz sin fin mantienes
con tu rico elemento soberano,
a los cerebros da, del mundo entero,
la voluntad de paz que tú ya tienes,
con el caudal de amor de tu venero!
Manuel Alfosea Pastor
Segundo premio nacional de poesía otorgado por el INSERSO.Madrid 1983.

No hay comentarios:

Publicar un comentario